Aunque toda persona acuciosa puede
corroborar que JC no nació en diciembre, hay que aceptar que esta celebración
es irreversible.
De ahí que el enfoque de las
diferentes manifestaciones de cristianismo es agradecer que a través del mensaje
de JC, Dios haya nacido en cada corazón.
Eso es lo verdaderamente importante y
digno de reconocimiento: que Dios haya nacido en nuestros corazones y nos haya
hecho personas diferentes, apartadas, santas, alejadas de las practicas
pecaminosas del mundo.
Ninguna celebración es válida si
seguimos haciendo lo que el mundo incrédulo y perverso hace.
Navidad es para ser luz
en las tinieblas.