No todos los días nacen personajes
como Martín Lutero; lideres natos que vienen a dar un golpe de timón a la
historia.
Inspirados en sus genuinos altos
ideales por mejorar el estado actual de las cosas en las cuales ven decadencia,
abusos y hasta maldad.
Y como siempre sucede, tendrá, tanto detractores
que hasta le inventan muerte burlesca, como también, admiradores que valoran su
trascendental aporte.
Pero a fuerza de ser objetivos, su
legado permanece y se perpetúa basado en un principio básico: No más abuso ni monopolio religioso. Todos tenemos
libertad y derecho a conocer directamente el evangelio original.