El
camino de los hijos de Dios sobre la tierra es fácil y difícil a la vez.
Fácil
porque inspirados por el bien disfrutan las cosas bellas de la vida y avanzan
victoriosos sobre las pasiones mundanas. Tienen esperanza y propósitos para una
vida sana y feliz.
Difícil
porque el mundo es malo por lo que sobrevivir y tener éxito en él requiere de
mucho esfuerzo y valentía. El mal acecha y muchos buenos son arrastrados.
Por
eso, cuando estés en la primavera, avanza, prospera y deléitate en Dios.
Y cuando venga el invierno, refúgiate, clama y
fortalécete en Dios.