El más grande sueño de mi vida
Es decirte al llegar a la vejez:
Desde el altar que el blanco relucías
Amor mío, yo nunca te fallé.
Te has convertido en mi cerradura
Para moldearme como a una llave;
Ahora estoy encriptado a tu figura
Y de mi acceso eres tú la clave.
Simplemente con otra no funciono,
Aunque sin ropas quede mejor corro;
Y llego a tus brazos con pureza
Unidos de los pies a la cabeza.
Y aún más allá del río de la muerte
En la eternidad he de tenerte;
Seremos como un ser angelical,
Como Dios nos quiso
diseñar.