Los
avances del mundo en tecnología, comunicaciones y productividad van apagando el
humanismo y la espiritualidad.
La
maldad se vuelve más común por lo que la desconfianza y el temor provocan
insensibilidad y escepticismo.
Pero
aún con todas estas dificultades mucha gente encuentra un oasis de esperanza en
el mensaje de Dios para sus vidas.
El
evangelio es una puerta hacia la paz espiritual y una dimensión de amor al
prójimo.
Dios
es el camino para volver a creer que podemos ser buenos.
En
Él encontramos la esencia humana que nos une como seres.
Solamente creyendo nuestras vidas pueden cambiar.