También
pareciera que hay un esfuerzo deliberado de alguien por predisponer mentalmente
a la sociedad sobre estos temas; algo así como el pastorcillo mentiroso: para
que después nadie crea.
Lo
cierto es que hay una verdadera fecha de fin del mundo para todos: la muerte. Y
tiene dos características:
-Es
nuestro propio fin del mundo, no para otros;
-Nadie
sabe la fecha de su propio fin del mundo.
Si
esto nos importara, viviríamos “ordenadamente”.