Esta
promesa está enfocada a establecer objetivos en la vida: ¿Hacia dónde vamos?
Dios
no quiere vidas sin rumbo ni propósito.
Debemos
establecer nuestro propósito en la vida y a dónde queremos llegar; pero
principalmente, todo lo que debemos hacer para llegar ahí.
La
vida adquiere motivación cuando tenemos algo por lo cual vivir; cuando
perseguimos una meta de vida.
Esa
es la diferencia entre existir y vivir.