El
“Yo y mi casa” de Josué representa el modelo de vida a seguir en un mundo
corrompido y propenso al mal; una vida consagrada a Dios, apartada del mundo,
diferente, como Hijos de Dios.
La
sociedad está tan confundida que ya no se sabe si el mundo se está evangelizando
o el evangelio se está mundanizando.
Los
mundanos dicen ser cristianos y los cristianos viven estilos de vida como los
mundanos: no se ve la diferencia.
Pareciera que estamos volviendo al punto cero;
porque si predicamos el evangelio puro somos acusados de fanáticos o locos,
justo como al principio.