Pero
no tienen ninguna base para comprobarlo; al contrario, la práctica demuestra
que las comodidades materiales debilitan la fe.
A
mayor materialismo menos fe; y a menos fe mayor proliferación de placeres
carnales y aberraciones humanas.
Por
eso, “es más fácil pasar un camello por
el ojo de una aguja que un rico al Reino de Dios” (Lc.18:25).
La
fe nos hace seres espirituales; el materialismo, seres animales.