La
corrección de los hijos es la mayor muestra de amor de los padres porque representa
sus mejores deseos para sus vidas; el bien.
Quien
no corrige no ama a su hijo.
Aunque
las formas correctivas suelen ser abruptas o mal orientadas eso no le quita su
propósito; por eso es fundamental la educación de los padres sobre cómo
corregir a sus hijos; pero jamás prohibírselas.
Antagónicamente, los hijos suelen no comprender
el propósito de la corrección; primero porque su perspectiva sobre la vida es muy limitada y segundo porque no
reciben suficiente explicación sobre
la razón de su corrección.