Las puertas de
la iglesia se cerraron
Pero nuestra fe
no decayó;
En un principio
lejos nos dejaron
Más la
tecnología nos unió.
Gracias a esa
gente entregada
Que nunca al
rebaño abandonó;
Con su palabra
siempre inspirada
El hambre
espiritual alimentó.
Ha quedado con
hechos demostrada
La enorme fortaleza
de la fe;
Y que no es una
sala ocupada
La iglesia soy
yo y es usted.
Un día
volveremos a encontrarnos
Y aunque la
vida no será igual,
Con cantos
vamos a regocijarnos
Bajo una fresca brisa fraternal.