Se trata de un claro caso de maltrato
infantil en público, al ser expuestos a condiciones infrahumanas como las
inclemencias del sol y del humo; y al sufrimiento por pasar todo el día en
brazos o “amarrados” al cuerpo del ingrato supuesto progenitor, pretendiendo causar
lástima y conseguir dinero de los automovilistas.
Urge que alguna
institución de las que velan por los niños, gubernamental o no gubernamental, diseñe
alguna medida de acción, considerando que más que una situación de pobreza o
necesidad se trata de abuso y maltrato infantil.