La gente va perdiendo la fe en todo.
Ya no creen en la familia, en las instituciones, en los gobiernos, en los demás,
ni en la buena voluntad. Todos actúan ensimismados buscando sus propios
beneficios. Es la sociedad del consumo y del individualismo. Es la evolución
material contra la involución social.
Urge volver a nuestra esencia humana.
A fortalecernos con la fe, a soñar con la esperanza y a relacionarnos con todos
bajo el código del amor.
Urge creer en lo que no vemos para
que se haga realidad.