Siendo Él la esencia y plenitud de todo lo que existe,
algunos lo han relacionado con la naturaleza o los astros.
Dios no está sujeto al tiempo ni espacio.
Es sempiterno, sin principio ni final.
Es omnisciente, todo lo sabe y conoce.
Es omnipresente, está en todo lugar.
Es omnipotente, su poder no tiene límite.
Dios está en cada ser
humano a través del soplo de vida; por eso, todos podemos llegar a Él o
rechazarlo; finalmente, el espíritu volverá a Él y el alma recibirá su
recompensa.