
No necesitamos reglas protocolarias
porque con su sacrificio, el velo3 de la religiosidad fue roto y
ahora tenemos acceso directamente a su presencia.
Al poder económico y poder manipulador
de la religiosidad no le conviene que las personas descubran que ya no los
necesitan para comunicarse con su Creador.
(1Mt.18:20; 2Sl.104:24;
3Hb.3:4;3; Mt.27:51)