domingo, 15 de marzo de 2020

148-DE LA PESTE DESTRUCTORA

El salmo 91 sigue siendo una fuente de fortaleza y esperanza para todos los que confiamos en la omnipotencia de nuestro Creador.
En momentos sombríos de nuestras vidas hemos recurrido a la potencia de sus promesas y nos hemos sentido como niños confiados en los brazos de un padre.
Sobre todo nos inspira valor y confianza en su protección haciendo que cualquier amenaza nos parezca que no tiene nada que ver con nosotros.
Pero la condición está dada desde el principio: “El que habita al abrigo del Altísimo”.
Esto implica vivir ceñidos al cumplimiento y la obediencia de sus mandamientos.

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