
Tenía
años de vivir de su humilde venta cargada en hombros caminando muchos
kilómetros bajo el sol y la lluvia; y nunca pensó que un prepotente matón
intolerante acabaría con su vida.
Asimismo,
todos los días vemos en las calles actos de gente prepotente e intolerante agrediendo
a otros como fieras salvajes; vacías de todo sentido de respeto y cortesía.
Así de miserables de humanidad estamos.