La tragedia del ciudadano que fue arrastrado por una
correntada, en realidad se trató de una situación que se le salió de control, y
por una causa que probablemente a cualquiera nos hubiera ocurrido: tratar de
salvar su capital de trabajo.
En la vida muchas situaciones se nos pueden salir de control,
ocasionándonos pérdidas de diversa índole, desde anímicas, financieras,
laborales, familiares y hasta la misma vida.
Por eso, debemos medir las consecuencias de nuestros actos; y
si no estamos seguros de lograrlo mejor no lo intentemos.
Haciendo de esto una
práctica, nos convertiremos en diestros tomadores de decisiones certeras.