La navidad nos evoca tiernas épocas de nuestra infancia y de
toda nuestra vida, entre satisfacciones y nostalgia.
Música; películas; quema de pólvora; árboles, luces y adornos
en las calles, plazas, comercios y principalmente en las casas.
Compras; estrenos; regalos; tarjetitas; saludos; calendarios;
aguinaldos; vacaciones.
Desfiles, shows, fiestas, paseos; cena familiar; reuniones con
amigos, y… el servicio de navidad en la iglesia.
Se respira un ambiente de
buena voluntad y fraternidad entre las personas; y, sobre todo, un especial
sentimiento de gratitud por llegar al final de un año más y la oportunidad de
comenzar un nuevo ciclo de vida.