Una
de las alegorías de los tres reyes sabios es la representación de la vida del
ser humano sobre la tierra.
Cada
presente representa una de sus dimensiones intrínsecas:
El
oro es el alma, el soplo de vida, el ser, la existencia, la humanidad.
El
incienso es el espíritu, el sentido y conexión del ser humano con Dios.
La
mirra es el cuerpo, la manifestación física y vida material de la persona.
Así vamos por el desierto de la vida siguiendo
la estrella que vino a nacer para mostrarnos el camino hacia nuestro destino
eterno donde naceremos como seres espirituales.